Viaje en colectivo - Diario de escritor

 "Viaje en colectivo"

Después de casi 5 meses de no subirme a un transporte publico, la tarde del viernes me vi obliga a moverme por la ciudad en el gigante que transporta personas de un lugar a otro.

 Fue todo una ceremonia, desde preparar la mochila con toda la documentación necesaria, hasta verificar si aún tenia saldo en la sube luego de tanto tiempo sin utilizarla. Una de mis frases mas típicas antes de salir es: "celular, billetera, llaves". En los tiempos de hoy me vi obligada a incorporar una nueva palabra: "tapabocas". Tengo que admitir que más de una vez estuve a punto de poner las llaves en la puerta para salir y olvidaba por completo la nueva prenda infaltable.

 Apenas salí de casa empezaron las preguntas, ¿El colectivero me dirá algo?, ¿Y si no me deja subir?, ¿como era que funcionaba esto?, ¿seguirá la misma parada en Pueyrredón y Lavalle?, esas y unas cuantas preguntas más atravesaron mi mente hasta que estuve en la parada del colectivo.

 Llegando al final de la calle se encuentra la intersección con Avenida Cabildo, cruce la avenida para sumergirme de lleno en el metrobus, que como nunca se encontraba completamente vacío, me di cuenta que en algunos lugares habían marcado con pintura blanca la silueta de zapatos a una distancia considerable para mantener el famoso "distanciamiento social". 

 Al cabo de 5 minutos me subí al colectivo que me llevaría a mi destino, al ingresar me choque con la presencia de un plástico transparente que de alguna manera "protegía" al conductor del resto de los mortales. Le dije mi destino y me encamine por el pasillo en busca de un asiento. Me ubique en uno de esos asientos dobles del lado del pasillo debido a una costumbre que había adquirido hace varios años. 

 Disfrute el tiempo como si fuese una turista en su primer viaje por la ciudad, me detuve a contemplar por primera vez la famosa avenida que tantas veces recorrí de punta a punta. Tengo que admitir que no me termine de acostumbrar a la cantidad de locales que aún mantienen la cortina baja, porque no están habilitados o no pudieron sostener esta cuarentena interminable. 

 En el apuro por salir de casa, me olvide de incorporar los auriculares, siempre trato de llevarlos encima para hacer mas soportable el viaje, pero esta vez no hicieron falta ya que estuve completamente atenta al circular por la ciudad. Sí ya se parece una estupidez pero de verdad me había desacostumbrado al acto mundano del viaje en colectivo.

Luego de lo que parecieron veinte minutos estaba llegando al final de mi viaje me bajé y caminé las dos cuadras hasta la casa de mis tíos. 


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